En este momento, en el que miles de jóvenes postulan a la universidad y dada la actual situación de la educación en Chile, como Federación de Colegios Profesionales Universitarios, nos hacemos un deber ético declarar lo siguiente:
- En nuestro país, la educación está considerada un “bien de consumo” regulada por el mercado y no un “bien público” regulado por el Estado, en calidad y cantidad. Durante 2015, el Estado chileno -por distintas vías- aportó más de un billón y medio de pesos a la educación superior. Sin embargo, sólo el 24% de esos recursos fueron a la educación pública, lo que significa que un 76% se entregó a instituciones privadas que –en la práctica- aún mantienen fines de lucro y no aseguran calidad en la formación.
- Hoy tenemos siete veces más estudiantes universitarios que hace 25 años, la población en igual período ha crecido sólo 26%, lo que ha llevado a una sobreoferta de profesionales de todas las áreas. Durante el primer semestre de 2016, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la cesantía profesional aumentó en 31,4%. Los profesionales representan el 38% de la población cesante del país y de estos, el 60% son profesionales universitarios. Debemos agregar a esta cifra los 626.000 subempleados profesionales que se encuentran trabajando en actividades distintas a la carrera estudiada.
- Nos preocupa que la formación que reciben los estudiantes no posea la calidad mínima necesaria para ejercer adecuadamente su profesión. Así, por ejemplo, las carreras no acreditadas (65,20% del total de carreras impartidas) representan un problema, en tanto no hay seguridad alguna respecto a la calidad de la formación impartida en ellas.
Queremos mejores profesionales que aporten al país. Hacemos un llamado a los jóvenes a considerar que lo más importante al elegir una carrera es la vocación y a informarse al momento de postular, de manera que no se engañen ni se dejen engañar por la publicidad, desechando a priori otras alternativas. Los Colegios Profesionales asociados a esta Federación están disponibles para orientar a los estudiantes.
No queremos que una carrera profesional mal elegida se transforme en una pesadilla que los lleve a la frustración, a la cesantía y al sobre endeudamiento.